[1] En ocasiones, las fosfodiesterasas reparan específicamente daños en el ADN inducidos por venenos, por ejemplo de topoisomerasa II.
[2] Existen 11 familias de fosfodiesterasas (denominadas PDE-1 a PDE-11), con hasta 21 genes y múltiples isoformas, que degradan los segundos mensajeros AMPc y/o GMPc.
[4] Estudios posteriores encontraron la capacidad de estos compuestos para aumentar los niveles de moléculas mensajeras secundarias que pueden causar cambios en el tono vascular, la función cardíaca y otros eventos celulares y, por lo tanto, estos hallazgos allanaron el camino para su uso en diversas emergencias médicas.
[6] Además, dos inhibidores de la PDE-3 están aprobados para tratar la insuficiencia cardíaca congestiva y la claudicación intermitente, respectivamente.
[4] Como agentes terapéuticos, los IPDE se han utilizado para controlar los cambios fisiopatológicos causados por nucleótidos cíclicos en el sistema nervioso central, los pulmones, el tracto digestivo y los procesos inflamatorios.