Indicción

Probablemente tal cómputo tuvo su origen en Egipto donde cada cinco años, a causa de las crecidas del Nilo, se «indiccionaba» un censo fiscal.

Al llegar el siglo IV d. C., el cálculo se extendió a todo el imperio romano, pero la duración pasó a ser de quince años: la indicción aparece indicada solo en los documentos de carácter fiscal.

Más tarde, por decisión del emperador Constantino fue adoptada desde el año 313 d. C. como elemento cronológico de todos los documentos.

La indicción como ciclo temporal estuvo muy en uso en las cancillerías reales de la Edad Media y hasta el siglo XX en la del sumo pontífice.

Es necesario recordar que calcular una indicción no implica haberla «verificado» pues durante toda la Edad Media y Moderna conviven distintos días para el inicio del año.