El incidente del autobús 300 (en hebreo, פרשת קו 300), también conocido como el incidente del Kav 300, tuvo lugar en 1984, cuando cuatro milicianos palestinos armados provenientes de la Franja de Gaza llegaron a Asdod, Israel, subieron como pasajeros a un autobús Egged que operaba en la ruta interurbana 300 en el que viajaban 41 pasajeros y lo secuestraron para exigir la liberación de 500 detenidos de a Fatah encarcelados en Israel, amenazando con detonar una maleta explosiva.
Mantuvieron el autobús 300 con rehenes durante toda la noche del jueves al viernes, atravesando varios controles policiales israelíes.
[2][3] El escándalo se dio cuando se supo que después del rescate de los pasajeros, miembros del Shin Bet habían ejecutado a dos secuestradores palestinos una vez que ya habían sido capturados.
[8] Tras tomar el control, los secuestradores obligaron al conductor del autobús a cambiar de dirección y dirigirse hacia Rafah, en la frontera con Egipto.
[9] Mantuvieron el autobús 300 con rehenes durante toda la noche del jueves al viernes, atravesando varios controles policiales israelíes.
[6][10][2] Cuando el autobús se detuvo, unos nueve pasajeros consiguieron huir a través de una puerta abierta.
[6][10] Diversos periodistas israelíes comenzaron a llegar al lugar donde se encontraba el autobús.
Los secuestradores, que mantenían a los pasajeros del autobús como rehenes, reclamaron la liberación de 500 presos árabes encarcelados en Israel y un salvoconducto hacia Egipto para sí mismos.
Por otro lado, el líder del grupo fue descrito como alguien de unos 26 años[10] y más duro.
[14] Tras la ejecución, diversos miembros del Shin Bet dieron falso testimonio sobre su implicación en el caso.
La censura militar israelí prohibió en un principio la cobertura mediática del secuestro, pero la publicación de información al respecto en la prensa extranjera primero y en los propios medios de comunicación israelíes después originaron un escándalo que llevó a muchos israelíes a exigir que se investigasen las circunstancias que rodearon las muertes de los secuestradores.
Poco después, Avraham Shalom dimitió y recibió un indulto presidencial por delitos sin especificar.
Muchas otras personas involucradas recibieron indultos incluso antes de que se presentasen cargos contra ellas.
[4] Solo una semana después del secuestro, David Shipler, corresponsal del The New York Times en Israel, envió un informe que revelaba que el periódico israelí Hadashot tenía una fotografía tomada por Alex Levac de uno de los secuestradores esposado mientras lo trasladaban.
[21][22][23] La historia llegó a Israel el domingo 22 de abril mediante la publicación Al HaMishmar del partido Mapam.
Se cree que no perdió sus credenciales de prensa israelíes porque, en cualquier caso, iba a abandonar el cargo en breve.
Hubo testigos que describieron al general golpeando a los prisioneros con una pistola.
Entonces dieron pruebas al Consejo Jurídico del Gobierno de Israel (dirigido por Yitzhak Zamir) que llevaron a este a lanzar una investigación criminal contra los altos cargos del Shin Bet acusados de encubrir los asesinatos.
[5] Al oír las pruebas, Zamir abrió una investigación policial sobre la actuación del Shin Bet y, más en concreto, sobre el papel que había jugado su director.
[31][32] En junio de 1986, un juez poco conocido, Yosef Harish, fue nombrado presidente del Consejo Jurídico, tras lo que el Presidente de Israel, Chaim Herzog, concedió un indulto para cualquier crimen que Shalom y otros cuatro oficiales del Shin Bet hubieran cometido.
Esta declaración implicaba al Primer Ministro en el momento de los asesinatos, Yitzhak Shamir.