El impuesto sobre hidrocarburos o impuesto sobre combustible es un impuesto especial e indirecto que grava el consumo de cualquier hidrocarburo utilizado como combustible y de cualquier producto utilizado como carburante.
Es decir, grava los productos utilizados, por ejemplo, en calefacción (combustible) y en el uso de motores (carburante).
[1] La base imponible se constituye por el volumen expresado en miles de litros, a excepción del fuelóleo, que se mide en toneladas métricas.
[1] Estos impuestos, más allá de su finalidad recaudatoria, persiguen la protección del medio ambiente y la reducción de la dependencia energética, por ello son eximidos de los gravámenes los biocombustibles y biocarburantes empleados para el desarrollo de nuevos productos menos impactantes en el medio ambiente.
[4] En República Dominicana mediante la Ley 112 del año 2000 se creó el impuesto sobre hidrocarburos y derivados de combustibles fósiles y de reforma fiscal sobre el precio del producto (ad-valorem) del 16 %.