[3] Desde su establecimiento, se eximía a los productos de la canasta familiar con el objetivo de atenuar los efectos regresivos que podía provocar este tributo.
Por el contrario, el IVA impone un costo financiero sobre los productores que se traslada hacia delante –en cascada- cuando las condiciones del mercado lo permiten.
[2] Por necesidad recaudatoria, en 1986, en el gobierno de Raúl Alfonsín se unifica la alícuota del IVA en 18%.
Bajo la presidencia de Carlos Menem, durante la gestión del entonces ministro de economía Domingo Cavallo el IVA que creció del 13,6% en 1989/90, al 16 y 18% en 1991.
[6][7] En el 2001, el ministro de economía Domingo Cavallo puso en marcha una profunda reforma tributaria que incluyó la generalización del IVA al 21% a todos los rubros, excepto educación, libros y transporte.