Magno Clemente Máximo --quien usurpaba la corona del Imperio Romano de Occidente desde que sus soldados asesinaran a Graciano el Joven-- tenía una hija poseída por el demonio, algo humanamente incurable.
El emperador, agradecido y sorprendido, le ofreció una gran cantidad de dinero, pero Ilidio la rechazó.
Simplemente pidió que el acostumbrado tributo de vino y trigo otorgado a la Iglesia - hasta entonces pagado en especies - fuera convertido en dinero efectivo.
Los normandos quemaron la Basílica de San Ilidio en el 865, la cual fue posteriormente reedificada en el siglo X y asignada como monasterio benedictino.
Hacia el año 916, un monje publicó una nueva biografía del santo, atribuyéndole aún más milagros.