Se ordenó sacerdote e ingresó en la Academia de Nobles Eclesiásticos para obtener el doctorado en ambos derechos en 1865.
Por su labor apostólica se le nombró arzobispo de Cesárea del Ponto, título honorífico.
[1] Durante la Revolución mexicana, el palacio episcopal fue saqueado y el obispo tuvo que refugiarse en Roma de 1914 a 1917.
Sus restos fueron trasladados de Nueva York a San Luis Potosí, en cuya catedral reposan.
Fue un magnífico expositor académico y buen orador sagrado, además de consumado humanista.