Iglesia de la Virgen del Buen Reposo

Tiene su origen en una ermita datable al menos del siglo XI, coincidente en el tiempo con la conquista del territorio de Arnau Mir de Tost a los árabes.

Su fundación es explicada en una leyenda: se dice que un príncipe francés se encontraba perdido en aquellos lugares, y, al no encontrar el camino, decidió, con sus compañeros, tumbarse a descansar.

Se quedaron todos profundamente dormidos, y al día siguiente, al despertarse, el príncipe descubrió que le había hecho de reposa cabezas en su sueño una imagen de la Virgen.

Como agradecimiento del buen reposo que había tenido, el príncipe hizo construir una capilla, dedicada a la «Virgen del Buen Reposo».

En el Museo Arqueológico de Barcelona se conserva una inscripción románica que, procedente de Perolet, donde había sido encontrada, fue instalada en el siglo XVIII en la iglesia de Bonrepós (el que fue prior de Bonrepòs en aquel siglo, Jaume Pascual, ya habla, en un extenso y curioso documento).

Fachada lateral de la iglesia.
Interior de la iglesia.