Para servir a este faubourg, se sustituyó una capilla anterior presente en la zona, atestiguada desde 1238, que probablemente había sido dañada por el tiempo, con una nueva capilla dedicada a santa María Magdalena, santa Marta y san Lázaro, de la cual el rey Carlos VIII de Francia puso la primera piedra en 1492.
Los cimientos ya se habían excavado y el sótano empezaba a elevarse cuando en 1777 falleció Pierre Contant d'Ivry.
Numerosos arquitectos habían propuesto proyectos para la finalización del edificio.
Jacques-Guillaume Legrand y Jacques Molinos propusieron incluirla en un inmenso palacio destinado a albergar la Convención Nacional: la sala de las sesiones se habría alojado en el coro, y un gran edificio circular habría albergado las oficinas.
[3] Guy de Gisors propuso hacia 1798-1799 instalar allí la Biblioteca Nacional o la Ópera.
La posteridad dirá: hizo héroes y supo recompensar el heroísmo.
Poco después, se demolió todo lo que se había edificado bajo el proyecto de Couture y las obras progresaron rápidamente hasta 1811, fecha en la cual tuvieron que detenerse por falta de dinero.
Nuestras grandes ideas sobre él han cambiado… Es a los sacerdotes a quienes debemos dar nuestros templos para que los cuiden: ellos saben mejor que nosotros hacer ceremonias y mantener el culto.
Que el templo de la gloria sea una iglesia, es la manera de finalizar y conservar este monumento.» Cuando los Borbones volvieron a su trono, las obras estaban avanzadas: los cimientos estaban terminados, el sótano había sido colocado, las columnas erigidas y los muros laterales se empezaban a elevar; faltaba cubrir el edificio y decorarlo.
Esta vocación solo se debía traducir en la decoración del edificio y no alteró por tanto el plan global; sin embargo, faltaban los fondos, y Luis XVIII terminó por construir cerca la capilla expiatoria.
Vignon fue sustituido por su colaborador Jean-Jacques-Marie Huvé, que finalmente logró acelerar las obras cuando se produjo la Revolución de 1830.
Aquí trabajaron los pintores Abel de Pujol, François Bouchot, Léon Cogniet, Auguste Couder, Paul Delaroche, Victor Schnetz, Emile Signol, Jules-Claude Ziegler, los escultores Antoine Étex, Pierre-Joseph Lemaire, Carlo Marochetti, James Pradier, Henry de Triqueti, etc.
Graves desequilibrios estructurales obligaron a una recuperación en profundidad del edificio; desde hacía numerosos años, la soportaban andamios y redes de seguridad protegían a sus visitantes de posibles accidentes.
La contaminación tanto exterior como interior ha recubierto las magníficas estatuas, las decoraciones esculpidas y las pinturas con una capa de polvo y grasa, menoscabando el esplendor de las numerosas obras románticas, realizadas por más de sesenta escultores, pintores, mosaicistas, fundidores y orfebres entre los más renombrados del siglo xix.