En este sitio fue en aquel tiempo un montón de piedras que en la lengua eslovena se llaman “groblje”.
[2] En Groblje se construyó una pequeña pero maravillosa iglesia de Santo Hermágoras y Fortunato.
Enfrente del altar de Santa Notburga fueron en el siglo XVIII aún 800 misas por año.
Siguieron colocaciones de dos altares laterales nuevos, uno para Santa Margarita y otro para San Andreas.
Todos los cinco altares son bastante pequeños, no hay las estuquerías y las ventanas están ordenadas de manera tan hábil, que los frescos se dan a la expresión en la más grande medida.
Desde el año 1730 trabajó como un maestro independiente y pintó en muchos lugares de Eslovenia (Liubliana, Kamnik, Mokronog, Lesce, Vipava, Skaručna, Šenčur, Sladka gora, etc.).
Se supone que con este gran trabajo ayudó también Krištof Andrej Jelovšek (1729-1776), el hijo del maestro, quien también fue pintor, pero no tan conocido como su padre.