Iglesia de Santa Ana (Glew)

Con el aumento de la población en Glew se hizo necesaria la construcción de una capilla propia, ya que hasta ese momento los fieles debía trasladarse a Ministro Rivadavia o a San Vicente.

Continuó el patrocinio y auspicio de la obra hasta su finalización, Nicanor Ezeiza.

A gran altura iluminan seis claraboyas sobre los costados, cubiertas por cristales azules y blancos.

En las paredes internas hay arcos de 5 por 3 metros, limitadas por pilastras, que actualmente tiene sus famosos murales.

Le gustaron, dicen, las calles mansas y tranquilas, apenas alteradas, cada tanto, por el paso de sulkies.

El entusiasmo de Soldi contagió al presbítero y se hicieron los trámites correspondientes en la Curia de la Plata para pintar la iglesia, tarea que comienza en 1953; incluso el padre Jerónimo lo ayudó.

Hoy, su nombre cobra inmortalidad junto a aquellas obras que nos regaló para siempre.

Vista de uno de los frescos de Soldi.