Levantada en los últimos períodos del románico, siglo XII o comienzos del XIII, el edificio actual es fruto de las numerosas transformaciones sufridas, pudiendo distinguirse tres etapas constructivas.
A la primera época responde la cabecera que es parte más antigua de la iglesia, siglo XII o comienzos del XIII, de los siglos XVI y XVII, son los arcos formeros que separan las dos naves de la iglesia, mientras que el pórtico y la torre pertenecen al siglo XVIII, época en la que el templo sufre importantes transformaciones, como la conversión del atrio porticado en una tercera nave con cabecera habilitada como sacristía.
Una última restauración llevada a cabo entre 1981 y 1983, elimina esta tercera nave devolviendo al templo su primitiva imagen.
El pórtico, labrado en tierra caliza, constituye uno de los conjuntos escultóricos más ricos del románico segoviano.
El pórtico en su tramo occidental presenta una sucesión de cuatro grandes arcos, formados por dos arquivoltas de medio punto, la inferior con baquetones longitudinales y la superior formando zig-zag, presididos por una puerta ricamente decorada.