El pueblo había sido fundado en 1696 por fray Ildefonso de Zaragoza como un asentamiento misionero, consagrándolo a San Francisco de Asís al tiempo que lo combinaba con Cara, nombre del cacique de la región, para hacer más atractiva la labor evangelizadora ante los indígenas locales.
[2] El templo consistió de una sola nave construida con adobe y cemento, con vanos de puerta central y laterales rectangulares, a lo que se añadía un campanario.
Además, poseía un gran arco que bien pudo haber estado en el altar mayor.
[3] El pueblo y la iglesia permanecieron hasta la segunda mitad del siglo XX.
[4] Muchas de las imágenes y objetos que solían pertenecer a la iglesia son conservadas en la nueva locación del pueblo.