La presencia de los franciscanos en Lucca está atestiguada ya en el año 1228, tomando esta congregación pronto un papel destacado en la vida de la ciudad.
La iglesia, construida en ladrillo está compuesta por una única sala con un techo de cerchas (una celosía de canto variable a dos aguas), se completó a principios del siglo XV, con la introducción de tres capillas presbiterales.
La fachada presenta dos sepulturas a ambos costados del portal.
En la fachada se adoptó una capa de piedra caliza blanca que recién fue terminada en el siglo XX.
El cuerpo fue depositado en el año 1927, cuando los restos fueron repatriados por Benito Mussolini para que descansasen en la ciudad donde había nacido.