[4] Cuenta con una sobria fachada con dos pequeñas torres en los laterales y el cuerpo central está rematado por un frontón triangular.
Al finalizar la batalla, entre los despojos se encontró la imagen de un Santo Cristo horriblemente mutilado.
El capitán Pablo Francés de Urritigoiti lo pidió, se le concedió y lo trajo a Zaragoza.
Mando restaurarlo y lo colocaron en una lujosa capilla del el convento de San Lázaro.
[6] Se encuentra inscrita en el Inventario del Patrimonio Cultural Aragonés por lo que según la ley 3/1999 de 10 de marzo del Patrimonio Cultural Aragonés tiene la protección de Bien inventariado del patrimonio cultural aragonés.