Se trata de una mejora considerable con respecto a muchas otras formas de propulsión que pueden utilizarse para misiones interplanetarias, debido a la elevada relación empuje-peso e impulso específico de los combustibles nucleares.
Incluso la pequeña cantidad requerida por el motor ACMF equivale a la producción total de antimateria en las instalaciones CERN y Fermilab durante muchos años, aunque éstas crean antimateria sólo como subproducto de los experimentos de física, no como objetivo.
El ICAN-II es similar al diseño del Proyecto Orión propuesto por Stanislaw Ulam a finales de la década de 1950.
El ICAN-II también utiliza, en cierto modo, "bombas" nucleares de empuje.
Las preocupaciones ecológicas probablemente requerirían que el ICAN-II se ensamblara en el espacio.