Opal también causó graves daños en los estados del Atlántico medio antes de disiparse.
La lluvia asociada enfrió el agua del mar, que a su vez debilitó durante unos días pero un cambio repentino en las condiciones meteorológicas provocó que se fortaleciera y se volviera un huracán de categoría 5 en el Golfo de México.
Opal cruzó los Estados Unidos provocando una gran destrucción y se desintegró lentamente hacia en Canadá.
En México murieron 19 personas y las lluvias torrenciales inundaron gran parte del país.
Los árboles caídos provocaron la mayor parte de las afectaciones en casas particulares.