El huracán de categoría uno se formó a finales de julio en el mar Caribe y golpeó a América Central con lluvias, matando a 67 personas y causando que los gobiernos locales declararan el área como de desastre.
Los peores daños por parte del huracán en Centroamérica se dieron en Costa Rica,[1] que pese a no recibir el impacto directo del ciclón, el efecto de succión de humedad del ciclón, sumado a la lentitud de su avance, ocasionó que el meteoro atrajera gran cantidad de humedad desde el Océano Pacífico.
Esta ingresó a territorio costarricense y chocó contra las Cordilleras Volcánica Central y de Talamanca provocando un Efecto Föhn que desencadenó un temporal de lluvias y vientos entre la tarde del día 27 y a lo largo del día 28 de julio.
Estos ocasionaron aludes e inundaciones a lo largo de la cuencas del Pacífico Central y Sur, que mataron a 34 personas y obligó al gobierno del entonces presidente José María Figueres a declarar emergencia nacional.
El deslizamiento más mortífero se dio en el Llano de La Piedra, en el Cantón de Tarrazú, donde fallecieron 11 personas sepultadas por un alud.