Huida a Egipto (Zurbarán)

[2]​ El borrico tampoco aparece en el pasaje evangélico, pero es del todo verosímil su uso en una ocasión como la narrada, y es representado por la mayoría de pintores.

En este lienzo atribuible a su "década prodigiosa",[4]​ Zurbarán siguió las indicaciones iconográficas de Francisco Pacheco para este tema: «Nuestra Señora, sentada en una asnita, con su manto azul, ropa rosada y toca en la cabeza y su sombrero de palma puesto, el Niño envuelto es sus brazos (...) San José delante haldas en cinta, con su báculo», excepto que aquí san José camina —descalzo— un poco atrás, resaltando el protagonismo del María y del Niño Jesús.

[5]​ Las ruinas al fondo a la derecha seguramente evocan el episodio referido por Petrus de Natalibus, según el cual los ídolos egipcios de Hermópolis se desmoronaban al paso del Niño Jesús.

La composición es casi cuadrada, resuelta a base de triángulos, combinados con la circularidad del sombrero y del vestido de María.

Todo ello bañado por una luz difusa, con efectos de penumbra que sugieren el amanecer.