Huelga del transporte de Nueva York de 1980

Todos los servicios de metro y autobuses en Nueva York estuvieron suspendidos durante once días, durante los cuales la ciudad perdió aproximadamente 2 millones de dólares por día en impuestos y otro millón por día en pagos de horas extra para los empleados municipales.

Las empresas del sector privado perdieron aproximadamente 100 millones de dólares por día, y el ausentismo laboral se estimó entre el 15 y 20 por ciento.

En respuesta, la ciudad implementó planes drásticos para contener el tráfico urbano.

La medida más significativa fue aplicar restricción vehicular, en la cual los automóviles no podían ingresar a Manhattan durante las horas de máxima congestión sin al menos tres pasajeros en su interior.

Él comúnmente señalaba que los transeúntes se detuvieran para tomar un martini después del trabajo con tal de despejar la congestión típica de las horas punta.