Inicialmente, las dos construcciones debían funcionar como edificios oficiales.
Sin embargo, el edificio del oeste se transformó en un hotel que fue muy frecuentado por María Antonieta y sus amigos de la alta sociedad.
Allí, ella tomaba lecciones de piano.
Paradójicamente fue guillotinada frente a este hotel.
En 1788, François-Félix-Dorothee Berton des Balbes, conde de Crillon, adquirió el hotel y su familia lo dirigió hasta 1907 en que fue renovado por la Société du Louvre controlada por la familia Taittinger.