Probablemente el uso más conocido de este instrumento es el que le dan los monjes budistas por motivos religiosos.
Su uso se remonta a por lo menos mil años atrás y aún es utilizado en algunos rituales como el omizutori, que forma parte de los ritos Shuni-e en el templo Tōdai en Nara.
A diferencia de las caracolas utilizadas en otras culturas que producen tan solo un solo tono, el horagai japonés puede producir entre 3 y 4 notas diferentes.
Se utilizaba una caracola grande con una boquilla de bronce (o madera) montada, la cual emitía notas dependiendo de la orden que el comandante quería hacer llegar a las tropas: atacar, retirada, cambiar estrategia, etc.
Muchos daimyō solían contratar yamabushi para fungir como kai yaku debido a su experiencia con el instrumento.