Se nombra así por el biofísico Norman Holter que estableció las bases de la monitorización cardíaca en 1949.
Mientras se está utilizando, el monitor irá registrando la actividad eléctrica cardíaca y la persona debe llevar una anotación diaria de las actividades que realiza durante el período de toma del examen.
Pasadas veinticuatro horas desde el inicio del examen, la persona tiene que devolver el monitor al consultorio, laboratorio u hospital.
El monitor de registro se debe mantener cercano al cuerpo, lo cual puede provocar dificultades durante el sueño.
La persona tiene que continuar con sus actividades normales mientras esté usando el monitor de registro.