Hoichi

Era particularmente bueno tocando la historia de Heike, un poema épico describiendo la caída del emperador Antoku, quien está enterrado en el templo Amidaji.

Ya dentro, Hoichi fue recibido con entusiasmo, y se le pidió que tocase la historia de Heike.

Durante los días siguientes, el samurái visitó a Hoichi cada noche y le llevó hasta la casa del noble para tocar.

Cuando los improvisados espías le vieron dejar el templo, aparentemente solo, hicieron como se les había mandado y siguieron con sigilo a Hoichi.

Pintó todo el cuerpo de Hoichi con sutras en kanji (shakyo) para protegerle, y le instruyó para permanecer silencioso e inmóvil cuando el samurái fantasma volviera a buscarle, sin hacerle caso.

Indeciso al ver las orejas suspendidas en el aire, y deseando cumplir con sus órdenes de traer a Hoichi a presencia de su señor, el samurái las cortó con su katana y se las llevó al noble, como prueba de que habían sido la única porción del bardo que estaba disponible.

El santuario Akama.
Representación teatral de la historia, donde el samurái fantasma acecha a Hoichi.