[4] En el rastreo del primado papal, Dámaso I (366-384), se presentó como un nexo espiritual entre los cristianos del Imperio Romano de Occidente y de Oriente, mientras se mostraba intrasigente con las doctrinas contrarias a las establecidas en los concilios.
[5] El papa León I el Magno (440-461) asumió el título de pontifex maximus, que habían abandonado los emperadores romanos desde el 382.
[7] A pesar de que la campaña fue exitosa, se estableció para Italia un exarcado,[cita requerida] la influencia imperial era limitada.
En el siglo V existía un contacto fluido entre lo que hoy es Irlanda, Escocia y Gales.
[10] Esto evidencia que para aquella fecha ya había una pequeña comunidad cristiana.
[12] La fecha de su cautiverio no está clara, aunque se sabe que duró seis años.
Según la tradición, la introducción del cristianismo en Escocia se atribuye a Columba de Iona (521-597).
Pueblos germánicos que invadieron el sur y el este de la Gran Bretaña, desde principios del siglo V hasta la conquista normanda en el año 1066.
Valdo y los suyos apelaron a Roma, donde el inglés Walter Map, haciendo uso de sutilezas teológicas -diferenciaciones que nosotros hoy no comprendemos- los ridiculizó.
De estos pueblos, los visigodos fueron cristianizados por el obispo Ulfilas, pero el arrianismo arraigó en ellos hasta que pasaron a la ortodoxia en el 589.
Los francos, en cambio, paganos, pasaron directamente a la ortodoxia, el 496, con el bautismo de su rey Clodoveo.