Historia de las Cruzadas

Además, Runciman incluye la historia del Imperio bizantino en su alcance, moviendo su foco hacia el este y al mismo tiempo frenando la visión "romántica" de las cruzadas como una empresa heroica o caballeresca.

[3]​ Esta crítica podría haber sido alentada por la propia actitud de Runciman, que abarcaba la subjetividad y la polémica.

Runciman creía que "el historiador debe intentar agregar a su estudio subjetivo las cualidades de la simpatía intuitiva y la percepción imaginativa, sin las cuales no puede esperar comprender los miedos, las aspiraciones y las convicciones que han pasado otras generaciones".

[4]​ Esta afirmación es una clave para entender su estilo único, pero también explica gran parte de las críticas dirigidas contra él.

Sin embargo, es indiscutible que el trabajo contiene líneas genuinas y ha sido muy influyente en la generación de académicos educados durante los años 1950 a 1970.