Cronistas españoles documentaron prácticas homosexuales en grupos indígenas, pero algunos estudios sugieren que estas descripciones fueron exageradas para justificar la conquista.
En algunas comunidades, como los waraos, existían identidades no binarias respetadas por su rol en el chamanismo.
En el siglo XIX, la homosexualidad consensual no fue penalizada tras la promulgación del Código Penal de 1836.
Durante el siglo XX, bajo la dictadura de Juan Vicente Gómez, la represión fue intensa, pero surgieron movimientos LGBT+, como el Grupo Entendido y la Alianza Lambda.
Durante el siglo XXI con la presidencia de Hugo Chávez, se intentó incluir la no discriminación por orientación sexual en la Constitución, y aunque se lograron ciertos avances, como el reconocimiento de algunos derechos para parejas homosexuales, el matrimonio no fue legalizado.
[1][2] Diversos estudios encontraron la presencia de prácticas homosexuales en las tribus achaguas, bobures, capechos, caribana, caribes, chiricoa, ciparicote, coquibacoa, guahibos, salivas, timotes, waraos, ypuies e itatos.
[1][2]Fernández de Oviedo por su parte describió ciertas prácticas como:«Aquel que sirve de hembra en tal crimen, deja crecer el cabello hasta la mitad de las espaldas, como lo traen las mujeres y no osa tomar arco ni flecha ni otra arma, ni ocupar su persona en cosa alguna en que los hombres la ejercitan.
Y no es sola aquesta provincia, donde aqueste maldito vicio se acostumbra en la Tierra Firme.»[1]De acuerdo a algunos autores, las referencias a prácticas homosexuales, pudieron haber sido exageradas para justificar la conquista.
Esta norma, que coincidía con las ideas expresadas en el Compendio Moral Salmaticense, buscaba asegurar el control social y moral en una época donde la vigilancia era constante y las delaciones, motivadas por miedo o venganza, eran comunes, especialmente durante momentos de crisis o bajo la influencia de la Inquisición.
[5] Las transgresiones sexuales, especialmente lésbicas, eran raramente documentadas debido a la censura y al enfoque en la moralidad pública.
Este marco legal fue seguido al pie de la letra en Caracas, donde se conservan registros en el Archivo Arquidiocesano, donde se registran varios casos de denuncias por este delito.
[5] Otro caso documentado es el de Miguel Antonio Landaeta, quien fue sentenciado al destierro en 1799 por sodomía, aunque la información disponible es escasa.
Según los testimonios, Díaz habría agredido al joven en un bosque cercano a Puerto Cabello.
Esta actitud también originó la expresión «Valencia la ciudad de las naranjas dulces y los hombres complacientes», un dicho que persiste hasta el presente.
Este crimen, según diversas versiones, podría ser el primer homicidio relacionado con la homosexualidad registrado en la historia de Venezuela.
[13] En la década de 1970 hubo un impulso significativo en la consolidación de movimientos LGBT como efecto del intercambio cultural entre las poblaciones LGBT venezolanas y extranjeras que tuvo lugar a raíz del boom petrolero.
[14] En estos años apareció el primer bar LGBT en la historia del país, llamado Annex y ubicado en el sector de Sabana Grande.
Ante la discriminación y los altos costos de los medicamentos se creó en 1987 la organización Acción Ciudadana Contra el Sida (ACCSI) para prestar apoyo y presionar al gobierno para que adquiriera los medicamentos.
[19] En 1993 nació el Movimiento Ambiente de Venezuela el cual realizó una importante labor reivindicativa; su fundador, Oswaldo Reyes, se postuló como el primer candidato abiertamente gay a la Asamblea Constituyente de 1999.
Dicho grupo es antecesor y fundador de la Iglesia de la Comunidad Metropolitana refundada en el año 2000 por Oswaldo Valdés, Giselo Romero, Tito José Salas Becerra y César Sequera Núñez.
[20] Los fundadores de esta organización fueron Jesús Medina, Ybis Infante, José Odober, Oney Clavijo, Tito Salas, Estrella Cerezo y César Sequera.
Durante el proceso Constituyente de 1999 se propuso elevar la no discriminación por orientación sexual a rango constitucional, al mismo nivel que los problemas de raza, religión u otra característica.
[21] En 2002 la Alianza Lambda sigue realizando dicha actividad, a las que acuden más de 20.000 personas.
[27] En 2011 el sub coordinador Elías Eljuri del Censo Nacional de Vivienda y Población dio a conocer que en Venezuela existían entre 4.000 y 6.000 parejas del mismo sexo jefes de familia.
[34] El 29 de enero de 2015 la organización Venezuela Igualitaria introdujo un recurso ante el Tribunal Supremo de Justicia solicitando la nulidad parcial del artículo 44 del código civil venezolano que establece que "el matrimonio no puede contraerse sino entre un solo hombre y una sola mujer", alegando que dicho artículo es discriminatorio y contradice los principios de igualdad y no discriminación establecidos en la Constitución y afirmados por la Sala Constitucional en 2008.
“Tenemos mucho que aprender”, “Esta población debe visibilizarse y se le debe dar todos sus derechos” y “Nos falta mucho camino por recorrer” son algunas de las palabras que dijera Díaz en respuesta a las solicitudes hechas por la red.