[1] Su designación como emir provocó la sublevación de sus hermanos Sulaymán, valí de Toledo, y Abd Al-lah, los cuales se negaban a reconocerle, y a quienes venció, con la ayuda del muladí Musa ibn Fortún.Algunos movimientos de agitación yemení se produjeron en la parte oriental (Sharq al-Ándalus) y en la Marca Superior, pero no tuvieron gran alcance y fueron reprimidos con el envío de algunas tropas y gracias al apoyo de los Banu Qasi —una potente familia muladí del valle del Ebro—, que empezaron por estos años a desempeñar un papel importante en esta región nororiental.Por otra parte, una sublevación bereber fue reprimida con fuerza en la región de Ronda.[2] Esta relativa paz interior le permitió emprender la guerra santa contra los reinos cristianos circundantes.Hombre culto y piadoso, fomentó los estudios teológicos y jurídicos, protegiendo la escuela malikí, que frente a otras escuelas destaca por su flexibilidad: las normas se ajustan a las diferentes situaciones de cada país, por eso se aplica en la actualidad con éxito en tan diversos países musulmanes.