Otros síntomas incluyen alta capacidad de respuesta a los estímulos (sobre-reacción) y análisis constante del entorno en busca de amenazas.
Estados paranoides, tales como los de la esquizofrenia, pueden parecer superficialmente similares, pero son característicamente diferentes.
En la hiperexcitación disfórica producto del trastorno de estrés postraumático la víctima puede perder contacto con la realidad y re-experimentar el evento traumático al pie de la letra.
Donde se han producido múltiples traumas, una persona puede llegar a ser hipervigilante y sufrir de ansiedad lo suficientemente intensa y severa como para inducir un estado delirante, donde el efecto de los traumas se superponen: por ejemplo, un afectado puede vivir una situación que le puede resultar demasiado parecida al suceso traumático, pero la persona tiende a mantener la calma.
Sobre-reaccionan a los ruidos fuertes e inesperados, se agitan en ambientes altamente ruidosos o con mucha gente, etc. A menudo tienen dificultades para conciliar el sueño o permanecer dormidos.