Un hipema es la presencia de sangre en la cámara anterior del ojo.
También puede ocurrir por una intervención quirúrgica sobre el globo ocular, por ejemplo tras operar una catarata.
Si no existe traumatismo previo, es preciso investigar otras causas, como la existencia de neovascularización sobre el iris o rubeosis iridis, la presencia de una lente intraocular que provoque el síndrome de rozadura del iris por lente intraocular u otras circunstancias más raras, como alteraciones en la coagulación de la sangre, iritis por herpes zóster o tumores oculares como el retinoblastoma.
Inicialmente puede existir pérdida de visión, dolor y fotofobia.
[2] Aunque la mayor parte de los hipemas se resuelven por sí mismos sin complicaciones, se recomienda limitar la actividad física, mantener la cabeza elevada, tratamientos tópicos para mantener la pupila dilatada y vigilancia de la presión intraocular para prevenir la aparición de glaucoma.