Sin embargo, podemos conseguir la extracción controlada y/o selectiva del hormigón operando sobre los distintos parámetros disponibles en el chorro producido como: la presión, el caudal, el tiempo, la velocidad, la inclinación, el movimiento, etc.
Básicamente, el chorro de agua consigue la extracción del hormigón principalmente a dos factores: 1.
La fuerza de impacto directa que ejerce el chorro de agua sobre la superficie del hormigón y 2, al superar su resistencia a la tracción sin dificultad debido a la porosidad que presenta el hormigón.
A título meramente informativo podemos establecer un valor promedio de medio metro cúbico por hora, empleando un sistema robotizado y 10 veces inferior con uno manual.
No podemos comparar esta técnica con otros métodos tradicionales de demolición del hormigón, como por ejemplo el uso de martillos, pues la hidrodemolición no afectará a los elementos metálicos embebidos en el interior del hormigón como son armaduras activas y pasivas, además de no provocar vibraciones, ni ningún tipo de fisuración en el soporte tras su paso, pues la energía se disipa en el momento del arrancamiento del agregado.