Debido a su apoyo al emperador Federico I Barbarroja la abadía era especialmente próspera y poderosa, así como un centro de reformas eclesiásticas.
[3] Como abadesa, Herrada trabajó para reconstruir el monasterio, así como consolidar el dominio sobre los terrenos que lo rodeaban.
[4] Demostró ser una abadesa capaz, y fue durante esta época que comenzó a trabajar en el Hortus Deliciarum.
Adelaida von Vaimingen (Faimingen) se convirtió en su sucesora como abadesa de Hohenburg.
En esta obra Herrada detalla la batalla entre la Virtud y el Vicio con imágenes visuales especialmente vívidas que preceden a los textos.