El pueblo de Hereke es reconocido por producir las mejores alfombras anudadas a mano del mundo.
Tanto mujeres musulmanas como cristianas y niños asistían a clases.
La demanda aumentó constantemente a medida que las alfombras Hereke ganaban elogios en toda Europa.
A medida que aumentó la producción, las alfombras Hereke estuvieron disponibles en los mercados de Estambul.
Las alfombras Hereke recibieron numerosos premios y medallas por su excelente calidad.