Salvo su ubicación, fácilmente reconocible por el relato de Diodoro Sículo, existen pocos restos en la colina sobre la que se asentaba.En esos momentos parece haber sido una ciudad importante y floreciente incluso más que Bizancio, al ser tanto un puerto como un punto estratégico donde confluían vías principales que la hacían un referente comercial.[4][5] Después del siglo IV tomó el nombre de Heraclea o Heracleia (Ἡράκλεια, Herakleia),[6] que a veces se encuentra en solitario y a veces con adiciones como Heraclea Thraciae, Heraclea Perinthus o Herakleia Perinthos.[3][7] Justiniano restauró el antiguo palacio imperial y los acueductos de la ciudad.[3] Se localiza en la moderna Marmara Ereğlisi, en Turquía.