De origen escocés, su padre murió cuando tenía tres años y creció junto a su madre.
Inicialmente Scott no había considerado incluir a Bowers en el grupo que debía llegar al polo.
Además, al añadir un otro miembro al grupo significó tener que apretujar a una persona más en una tienda hecha para cuatro, y repartir las raciones de comida que estaban empaquetadas en unidades para cuatro hombres.
Su viaje de vuelta fue terriblemente penoso, falleciendo primeramente Edgar Evans y a continuación Lawrence Oates que sucumbió al escorbuto y las congelaciones que padecía.
Sus cuerpos fueron descubiertos por una partida de búsqueda la primavera siguiente, y fueron enterrados bajo la nieve allí donde yacían.