Por desgracia, esta técnica no podía llevarse a gran escala en espectáculos públicos hasta la década de los 30, ya que se sustituyeron las lámparas de aceite por proyectores debido a su fácil manipulación.
Esta novedad coincidió con la creación del diorama de Jacques Mandé Daguerre.
[3] En 1839 creó los cuadros disolventes gracias al uso del biscenascopio, una linterna de doble objetivo con iluminado único, que permitía que las imágenes se disolvieran entre ellas, creando así efectos y transformaciones espectaculares.
[5] Estos acabaron añadiéndose al cromatropo, placa formada por dos vidrios con el mismo dibujo geométrico en diferentes colores que, al girar en sentido inverso, surgen efectos cromáticos diversos.
La galería era un lugar muy famoso donde se llevaban a cabo muchas exposiciones de carácter científico, pero en 1945 quedó desbancada por la Royal Polytechnic Institution, conocida actualmente como la Universidad de Westminster.