Predijo teóricamente las ondas de radio emitidas por el hidrógeno del espacio interestelar, las cuales pueden ser detectadas desde la Tierra.
En 1944, cuando todavía era un estudiante, propuso que los átomos de hidrógeno pueden existir de dos maneras diferentes, según el campo magnético coincida o sea opuesto.
Sin embargo, no fue hasta 1951 cuando dejó de ser teoría y pasó a confirmarse experimentalmente.
Su trabajo impulsó la radioastronomía, derivando en el pensamiento de que, si una civilización extraterrestre quisiera comunicarse con otras, utilizaría la longitud de onda que emite el hidrógeno.
También ayudó a comprender mejor la corona solar, las nubes interestelares, y la dispersión de la luz en pequeñas partículas.