Fue inventada por el general Marco Vipsanio Agripa para luchar contra Sexto Pompeyo, hijo de Pompeyo Magno, durante las batallas navales en la Revuelta siciliana.
Fue empleado por primera vez en la batalla de Nauloco en 36 a. C..
La garra de hierro se unía a una de éstas y a la otra se unían diversos cables dispuestos a ser tensados por medio de máquinas cuando el garfio, lanzado desde una catapulta, hiciese presa en la nave enemiga.»[2] El harpax tenía una ventaja sobre el dispositivo de abordaje tradicional naval, el corvus, el cual era un puente abatible, y es que era mucho más ligero.
[nota 1] El harpax, al ser tan ligero, permitía lanzar un gancho a distancias largas y éste era lanzado por una ballista como si fuera un dardo.
Además, al estar todo el garfio recubierto de láminas de hierro, no se podía cortar y los cabos que tiraban de él tampoco podía ser cortados debido a que la longitud del garfio impedía alcanzar las cuerdas.