[1][2][3] Cuando esta corriente descendente de aire frío, o ráfaga descendente, llega al suelo, arrastra limo y arcilla secos y sueltos (colectivamente, polvo) desde el desierto, creando una pared de sedimento en el aire que precede a la nube de tormenta.
En sus momentos más fuertes, los vientos haboob suelen viajar a entre 35 y 100 km/h (22 a 62 mph) y pueden acercarse sin previo aviso o con poca o ninguna advertencia.
A menudo la lluvia no aparece al nivel del suelo porque se evapora en el aire caliente y seco (fenómeno conocido como virga).
La evaporación enfría aún más el aire que corre y lo acelera.
Se recomienda encarecidamente trasladarse a un refugio durante un evento fuerte.