Se trata de unas habas (generalmente nuevas, es decir del año) convenientemente aliñadas con poleo verde.
[1] Suelen emplearse más como plato de acompañamiento o guarnición que como plato único.
Su preparación es sencilla, se basa en una cocción de las de habas verdes desgranadas, sin vaina, con agua, sal, poleo y ajos frescos.
Poseen un olor característico que les deja el poleo.
Es muy conveniente utilizar habas de grano muy grueso, cuanto más mejor, ya que en las pequeñas el interior del grano se queda demasiado blando, y el objetivo es que se les pueda quitar la piel con los dedos antes de comerlas.