Gutierre de Acosta y Padilla fue designado gobernador del Tucumán por el rey Felipe IV.
Actuó contra los aborígenes calchaquíes, a quienes logró reducir y reubicarlos en pueblos de indígenas.
[1] Al gobernador Acosta y Padilla se le presentó el mismo problema que a su antecesor Baltasar Pardo de Figueroa.
El gobernador les expresó que era su obligación comparecer en ayuda del rey y amenazó con sanciones a quienes incumplieran.
Cuando ocurrió la sublevación de algunas tribus calchaquíes, el gobernador Acosta encargó la defensa al capitán Bernabé Ibáñez del Castrillo, quien asistió con tropas santiagueñas a la frontera del Tucumán y derrotó a los naturales.