Fue a la escuela de jinetes del extinto Hipódromo Nacional de El Paraíso, siendo Ricardo Ramírez el director, allí aprendió a montar en un poni argentino, pero no le daban caballos purasangres porque era muy novato (confiesa Don Gustavo que le tenía mucho miedo).
Jamás podré olvidar ese día, primero no encontraba los estribos y luego se me cayó el fuete en la partida.
No solo resultó un calvario para mí, sino para Justo Torres, quien también se estrenaba en ese momento".
Era mi ocasión, y si triunfaba, como había dicho a mamá, las cosas cambiarían".
Su excelente silla, gran inteligencia y recursos sobre un purasangre lo llevarían rápidamente al estrellato.
Porque el apodo de "Monstruo", recuerda Don Gustavo: "Una vez se me acercó el periodista Alberto "Tapatapa" Hidalgo y me dijo que parecía un monstruo porque casi siempre pasaba la raya primero, y con ese remoquete me quedé para siempre" La victoria de Banal del 08-08-59 tuvo la particularidad de que dicha prueba Millard Ziadie presentó cuatro ejemplares y los cuatro ocuparon las primeras posiciones del marcador.
Ávila recuerda que ganó en Venezuela con el caballo Viviani e igual con la yegua Yeyela.
Otros triunfos internacionales los obtuvo con Cañonero en los dos primeros pasos de la triplecorona norteamericana en 1971 (Kentucky Derby y Preakness Stakes).
Meditaba sobre mi esposa y Venezuela, hasta que se abrieron las puertas del aparato.
Gustavo Ávila conquistó tres veces el Gran Premio Clásico Simón Bolívar con Senegal (1957), Pensilvania (1958) y Prenupcial (1961).
Se adjudicó seis Clásico Presidente de la República con Cantor (1959), Porvenir (1960), Tom Thumb (1967), Four Clubs (1968), Chateaubriand (1969) y Ejemplo (1971).
Fungió como Comisario en el Hipódromo La Rinconada y en 1994 fue exaltado al Salón de la Fama del Deporte Venezolano.
Por otra parte, destacó que es "un honor compartir esa vitrina con los fustas Juan Vicente Tovar y Douglas Valiente.
Seré el número treinta y uno en recibir este homenaje como ganador del Kentucky Derby.