Muchos de los nativos que encontró no habían visto nunca a los hombres blancos.
Tras finalizar el trabajo y recibir su paga en brandy, un nativo borracho disparó un mosquete para celebrarlo.
Aunque nadie resultó herido, algún ciudadano holandés sospechó que se trataba de un acto criminal.
La mayor parte de ellos escapó, pero volvieron al día siguiente junto con varios centenares como refuerzo, destruyendo cosechas, matando ganado y quemando edificios.
Superados en número y armamento, los holandeses tenían pocas esperanzas de ganar por la fuerza.
Cuando se supo que los guerreros esopus habían destruido completamente la vecina población de Nieu Dorp (la actual Hurley, Nueva York), los exploradores estaban situados en su lugar en derredor de la población, y empezaron su propio ataque.
El 16 de junio, soldados holandeses que transportaban munición a la ciudad fueron atacados en su ruta desde Rondout Creek.
Tras varias escaramuzas improductivas, los holandeses intentaron ganarse la ayuda de los Mohawk, los cuales sirvieron como guías, intérpretes y soldados.
Tras la segunda guerra, los colonos holandeses sospechaban de todos los nativos con los que mantenían contacto.
Prisioneros holandeses cautivos de los nativos tras la Segunda guerra Esopus fueron llevados por regiones que ningún hombre blanco había conocido hasta entonces.
En septiembre de 1664, toda Nueva Holanda cayó en poder del Imperio Británico, el cual generalmente tuvo una postura más paciente e imparcial hacia los nativos.