fue una guerra de sucesión que ocurrió en Japón en el año 672 tras la muerte del Emperador Tenji.
Japón tenía que pretender un poderío similar al de los Tang por temor a que estos pudieran invadir y conquistar el país si este era considerado demasiado débil por las fuerzas chinas.
Tenía que encontrar al sucesor adecuado entre los hijos de las esposas no-Imperiales.
Esta fue una gran desventaja que puso en peligro la candidatura del príncipe al trono imperial.
Al mismo tiempo, un hermano menor del emperador Tenji era tan excelente como Ōtomo.
Invitó al príncipe a su dormitorio y le preguntó si Ōama tenía la intención de tomar el trono.
Ōama viajó a Yoshino al día siguiente y se convirtió en monje.
Ōtomo convocó a seis de sus más fieles cortesanos en la habitación del Emperador y les hizo jurar que lo ayudarían durante su reinado frente a la mirada del Emperador agonizante.
El ejército del Príncipe Ō-ama se dirigió al este hacia Ōmi-kyō (actual Otsu), capital de Japón en aquella época, atravesando las provincias de Yamato, Iga y Mino.