Guardián de los Santos Lugares
El título, que desde el siglo XVI había sido hereditario en la familia de los hachemíes, llevaba aparejada una importante carga de prestigio entre los musulmanes; el último jerife, de hecho, había sido la cabeza de la rebelión árabe, y tras su exilio en Transjordania se había nombrado califa, en una iniciativa que no prosperó (su hijo no utilizó el título) pero que da una idea del prestigio que habían adquirido los hachemíes a través de su vinculación centenaria con las ciudades santas.[2] Este título venía siendo asumido históricamente por numerosos gobernantes musulmanes, incluyendo la dinastía ayubí.El primer rey saudí en asumir el título fue Fahd bin Abdulaziz en 1986.La importancia que los dirigentes sauditas conceden a este título se ha ido haciendo tan grande que a menudo se antepone y eclipsa al de rey.Su influencia actual en el mundo islámico tiene que ver mucho más con las rentas del petróleo invertidas en la difusión del wahabismo (una forma peculiar de entender el islam) que con el hecho de utilizar el título.