Aunque existen grifos termostáticos para todas las aplicaciones, su uso se ha generalizado básicamente en la ducha y en el baño-ducha, por la evidente comodidad que supone disponer de agua siempre a la misma temperatura, aunque se abra y cierre el grifo o se varíe el caudal de la misma.
La pieza clave de un grifo termostático es el regulador alrededor del que fluye el agua mezclada.
Las versiones que utilizan un cable bimetálico normalmente se pueden diseñar con cambios de longitud más amplios, lo que redunda en una mayor precisión en el control de la temperatura del agua.
Precauciones que deben tomarse al instalar grifos termostáticos:[5] Evitar en lo posible que la presión del agua sea inferior a 1 bar o superior a 10 bar.
Si ello no es posible, se recomienda la instalación de una bomba para elevar la presión o bien un regulador para disminuirla.