Gran escándalo del tranvía de Estados Unidos

El Gran escándalo de los tranvías es un escándalo o una conspiración en los Estados Unidos, realizado por General Motors y otras empresas (relacionadas con la fabricación de automóviles y con el petróleo), que compraron los tranvías de muchas ciudades, para posteriormente desmantelarlos y con eso dar preferencia a la compra de autobuses y automóviles que fabricaban.

Hasta que entre 1936 y 1950 empresas con gran interés en el automóvil, como General Motors, Standard Oil y Firestone crean la empresa National City Lines (NCL), que compra las redes de tranvías de 45 grandes ciudades de Estados Unidos para reemplazarlas por redes de autobuses fabricados por General Motors.

Entre estas ciudades están Detroit, Nueva York, Oakland, Filadelfia, Saint-Louis, Salt Lake City, Tulsa, Baltimore, Minneapolis, Seattle y Los Ángeles.

En 1974 el abogado Bradford Snell lleva ante el Senate Judiciary Comittee (Comité de Justicia del Senado) a General Motors por conspiración e intento de monopolio.

Apunta a que los tranvías de la época eran problemáticos y que su desaparición estaba ya programada, debido a diversos factores:

Tranvías Pacific Electric Railway en un desguace, 1956