Fue mandado construir por Manuel Guerra Hidalgo, para sustituir a otro isabelino y contiguo a éste que era conocido como Teatro del Jardinillo.
El espacio escénico, que fue llamado desde su inauguración Gran Teatro, se levantó sobre algunas dependencias del desamortizado Convento de Santo Domingo, del cual se conservan aún algunos restos y elementos decorativos, como son algunos estucados localizados en la zona de vestíbulos, así como antiguos muros con escudos nobiliarios situados en la parte posterior de la escena.
En 1984 el Ayuntamiento de Benavente decide la adquisición del edificio, con el ánimo de recuperar para la ciudad una arquitectura singular y devolver a los ciudadanos parte de la memoria histórica que conservan sus muros.
Así en 1991 el edificio fue rehabilitado bajo la dirección del arquitecto Francisco Somoza.
La elegante fachada da acceso al interior sigue los criterios compositivos y constructivos propios de la época y que se aplicaban a este tipo de edificios, estando decorado a base de hornacinas y guirnaldas.