En 1983, Karl Taube la bautizó a esta diosa como la " mujer araña de Teotihuacán".
La descripción más neutral de esta deidad como la "Gran Diosa" desde entonces ha ganado adeptos.
Su característica más distintiva es una pieza nasal que consta de una barra rectangular con tres círculos.
Ella se ve a menudo con los escudos decoradas con telas de araña, lo que sugiere su relación con la guerra.
Si bien el consenso es que estos murales muestran una sola deidad o sobrenatural, hay otras interpretaciones dentro de la comunidad arqueológica: Algunos aborígenes americanos, como los Pueblo y Navajo, reverencian lo que parece ser una deidad similar.