[1] Goya aparece autorretratado enfermo y agonizante, sostenido por detrás por el doctor Arrieta que le da a beber alguna medicina.
El cuadro podría concebirse como una Piedad laica: en el lugar habitual de Jesús estaría un Goya moribundo, y el médico funcionaría como ángel protector.
El primero aparece con un aspecto pálido, debilitado; mientras que el doctor presenta un rostro saludable.
En cuanto a la composición, las figuras aparecen cercanas al espectador, que parece asistir a la escena en la propia habitación en que sucede, enmarcadas como están en un plano medio.
El cuadro refleja una temática muy característica del siglo XIX y la burguesía, de admiración por la ciencia.